Cuando los síntomas no son patología
Como os conté hace poco, sigo en la consulta unos cuantos niños que atraviesan momentos difíciles por separación de sus padres o muertes familiares y otros con patología psiquiátrica bien definida. Todos están recibiendo ayuda desde Salud mental. Pero también tengo un par de cuasi adolescentes que están somatizando síntomas y los padres no son capaces de verlo ni yo de tranquilizarles.
Son niños mayores que acuden cada dos por tres a la consulta con síntomas diferentes, banales, como cefaleas, palpitaciones, náuseas o dolores abdominales, sin síntomas de alarma, y que a menudo se llevan alguna prueba complementaria de más, e incluso interconsultas al especialista, que aún así no consigue dejar tranquilos a los padres. Son niños nerviosos, perfeccionistas, introvertidos, que en épocas de exámenes, de cambios, manifiestan su intranquilidad con dolor en alguna parte de su cuerpo.
En la mayoría de los casos tras investigar un poquito tanto el pediatra como los padres ven cual es el problema, y al comprenderlo y aceptarlo como normal, todo empieza a mejorar. El problemón viene cuando los padres no consideran eso como algo posible, o creen que insinúas que su hijo "está mal de la cabeza" y se niegan a aceptar la ayudas que les ofreces. Entonces los síntomas comienzan a perpetuarse, los padres desconfían del pediatra si lo ven pasivo con los síntomas de su hijo o empieza una batería de pruebas innecesarias.
Reconozco que esto también es culpa del médico, si no se hace entender desde el primer momento, o se mete en ese círculo vicioso, díficilmente podrá salir de él. Creo que es importante ganarse la confianza de los pacientes y hacerles ver que no estás obviando el problema, sino pensando otras posibilidades. Pero a veces se hace tan difícil...
Siempre hay que investigar si detrás de esto hay algo más, me refiero a los niños que se inventan síntomas para no ir al colegio, o con su padre o madre en caso de separaciones, o algo parecido, porque esto tampoco es infrecuente. Conozco niños que inventaron un dolor de tripa porque les amenazaban en el colegio.
Son niños mayores que acuden cada dos por tres a la consulta con síntomas diferentes, banales, como cefaleas, palpitaciones, náuseas o dolores abdominales, sin síntomas de alarma, y que a menudo se llevan alguna prueba complementaria de más, e incluso interconsultas al especialista, que aún así no consigue dejar tranquilos a los padres. Son niños nerviosos, perfeccionistas, introvertidos, que en épocas de exámenes, de cambios, manifiestan su intranquilidad con dolor en alguna parte de su cuerpo.
En la mayoría de los casos tras investigar un poquito tanto el pediatra como los padres ven cual es el problema, y al comprenderlo y aceptarlo como normal, todo empieza a mejorar. El problemón viene cuando los padres no consideran eso como algo posible, o creen que insinúas que su hijo "está mal de la cabeza" y se niegan a aceptar la ayudas que les ofreces. Entonces los síntomas comienzan a perpetuarse, los padres desconfían del pediatra si lo ven pasivo con los síntomas de su hijo o empieza una batería de pruebas innecesarias.
Reconozco que esto también es culpa del médico, si no se hace entender desde el primer momento, o se mete en ese círculo vicioso, díficilmente podrá salir de él. Creo que es importante ganarse la confianza de los pacientes y hacerles ver que no estás obviando el problema, sino pensando otras posibilidades. Pero a veces se hace tan difícil...
Siempre hay que investigar si detrás de esto hay algo más, me refiero a los niños que se inventan síntomas para no ir al colegio, o con su padre o madre en caso de separaciones, o algo parecido, porque esto tampoco es infrecuente. Conozco niños que inventaron un dolor de tripa porque les amenazaban en el colegio.
Comentarios
tiene merito la verdad!
como lo haces? como se le explica a un padre que su hijo, que tanto se queja por esto o por lo otro, en realidad no tiene nada organico??
en que momento empiezas a defenderte dentro de este tipo de patologias?? uf que de dudas...